NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO NO ES UN DESASTRE de José M. Esteve

 Este artículo pretende dejar atrás, de una vez por todas, toda las concepciones negativas sobre la educación en nuestro país. Quiere demostrar que el panorama educativo español no es tan desastroso como nos quieren hacer creer desde la política y los medios de comunicación. No es perfecto, es verdad, pero ha conseguido integrar a toda la población infantil y adolescente, incluyendo a la población extranjera y a los alumnos con diversas problemáticas. Además, desde la sociedad, la opinión sigue manteniéndose muy alta, y es que esto no es fruto del azar.

No podemos dejar de mencionar que en la actualidad se están viendo en las escuelas una serie de problemas bastante preocupantes, como son el aumento de la violencia en el aula, el fracaso escolar, la desmotivación docente, etc., pero pese a la gravedad de estos aspectos, lo cierto es, que la educación es de los pocos ámbitos en nuestro país que cuentan con una valoración más que favorable por parte de la opinión pública. Resulta irónico pensar que el discurso típico de los políticos suele poner de manifiesto el pésimo estado de la educación, cuando en realidad, según los sondeos, la gente opina que está muy por encima del estado de la política. La valoración general de varios aspectos educativos, tales como el grado de valoración positiva de toda la comunidad educativa sobre el funcionamiento del centro o del trabajo del profesorado, roza casi el 90%, datos que dicen mucho acerca del pensamiento social.

La pregunta que nos surge al conocer esta información es por qué, entonces, se tiene tan mala imagen de la educación. Las razones pueden tener que ver con el estatus que tiene la educación de actividad utópica e ilimitada, en donde no existen los límites para su mejora. Pero esto en sí no es suficiente para explicar su desprestigio. Hay que volver la vista, más bien, al carácter sensacionalista de los medios, ya que estos no buscan la realidad en donde miles de profesores cumplen con su labor diariamente de forma ejemplar y en donde millones de alumnos alcanzan una educación satisfactoria, sino que persiguen la noticia anecdótica y la usan como referente de la situación. También tiene gran parte de culpa la política, ya que los partidos usan la educación como arma discursiva, queriendo reformarla con cada cambio ideológico predominante y sirviéndose de ella como excusa para arrojar acusaciones críticas a la actuación del partido opositor. Además, para los políticos, la enseñanza es un campo demasiado abstracto, donde no se puede asegurar que los valores que defienden se reproduzcan en los centros, ni pueden controlar la ideología del profesorado, suponiendo una traba a su deseo de implantar su doctrina a los futuros ciudadanos.

El autor en este punto refleja su firme opinión de lo desacertado de estos planteamientos, ya que tanto los medios, con un visión realmente simplista y frívola, como los políticos, con sus miedos, están totalmente equivocados. Es más, en lo que se refiere a la opinión de los políticos, debe decirse que los profesores suelen dejar al margen de las aulas su tendencia política para respetar la pluralidad de sus alumnos y familias, e incluso, intentan fomentar el pensamiento crítico para pensar por uno mismo y tener ideas propias.

Otro problema que se detecta en esa visión negativa de la educación es la incomprensible comparación con otras situaciones anteriores. Esto es totalmente incompatible con la realidad presente, porque las condiciones son muy distintas a las de hace años, suponiendo desafíos distintos. Es más un problema de tendencias sociales internacionales, ya que este tema genera debate en otros muchos países, y en cada uno se observan sus propios sistemas y políticas. Al margen de las críticas, no se puede obviar el hecho de que en los países desarrollados se observan profundos cambios en la educación, pudiéndose hablar de una revolución educativa, en donde el 100% de los niños se encuentran escolarizados, el Estado se responsabiliza, la obligatoriedad de un enseñanza mínima es un hecho, la atención a la diversidad y la igualdad existe, etc.

La finalidad del texto busca exaltar la buena labor que se está llevando a cabo en los centros españoles, donde la enseñanza es de calidad, mejorable posiblemente, pero eso es una meta que se debería perseguir siempre. Los desafíos a los que se enfrentan los profesores son mayúsculos, sobretodo desde que se pretende una completa integración de los niños inmigrantes y los que tienen dificultades de aprendizaje, y por su enorme esfuerzo, debería hacerse una profunda reflexión acerca de la injusta afirmación de que en España, la educación es un desastre.

Los que nos estamos formando para poder ser en un futuro profesores vivimos constantemente bombardeados con opiniones negativas sobre la profesión a la que nos queremos dedicar, haciendo poner en duda la vocación que sentimos. No obstante, con las palabras de este autor, uno puede ver que en realidad la sociedad se vuelca en su valoración hacia la educación y que no es tan nefasta como nos quieren hacer creer.